viernes, 31 de agosto de 2012

por dentro todo está lleno de bichos


"De todos los aspectos de mi carácter, dos son lo que mejor conozco: aquellos que me inclinan a la estupidez y aquellos que me empujan a la soledad. Sin los segundos hoy mi reputación sería insostenible."

GARCÍA CÍVICO, Jesús, Aforismos en word, poemas con autoreverse, Valencia, 2012.



"(...) si la ves por ahí en algún sitio
le dices que sigo aqui
esperando que vuelva conmigo.
Dale de mi parte este abrigo
para que se resguarde del frío"

Grupo de expertos solynieve, "Tú, misionero de Dios", El eje de la tierra (El Ejército Rojo, 2012)


 
no, no me he ido de vacaciones, no me he movido de aquí, casi me muero de calor, he madrugado mucho, he pasado este verano limpiando casas sucias de personas mayores, yendo por ruzafa y por el barrio de el carmen en valenbisi, vendiendo y comprando en librerías de viejo, libros de segunda mano, he desayunado café y tostaditas de aceite en el café lisboa, le he dado monedas a los músicos callejeros, he ayudado a los que ayudan a aparcar los coches, he dado algo a los que piden algo, he dejado caer monedas en el plato de personas dejadas también caer contra la fachada de un sucio edificio de la plaza de la virgen ¿qué pasó? he pensado mucho en los que duermen en los cajeros, les he llevado sábanas sin que nadie me viera, he comprado comida que he dejado sin hacer ruido a los pies de los mendigos, siempre pienso en el niño que fueron un día ¿cuál sería su sueño? ¿cuál su juguete preferido? ¿qué hizo la vida con ellos? he vuelto a pensar en estas cosas, he pensado este verano en estas cosas, me he propuesto seguir sin teléfono móvil, sin saber qué es un/una tablet, sin coche y sin conectarme a facebook , me he propuesto hablar en voz bajita y no sintonizar tele cinco, he paseado por el barrio de ruzafa, he escupido dentro de un banco sin que el interventor me viera, he caminado mirando al suelo, me he agachado a retirar las colillas que otros lanzaban en las aceras y las he apagado, las he envuelto con cuidado en cartoncitos, y tras asegurarme que nada crepitaba en su interior, las he llevado a una papelera, he recogido basura de las aceras y la he depositado ordenadamente dentro de los contenedores,  la ciudad está muy sucia, no he dado abasto, también he limpiado la casa de mi madre, he sudado, he tenido sed en la boca.






no ha sido un buen verano, ¿o sí? no, no sé, por momentos casi diría que ha sido uno de los peores veranos de mi vida pero lamentablemente no sería cierto: he tenido veranos muy malos, realmente malos, este no ha sido bueno y ya está, dejémoslo ahí, he sudado como un cerdo, he tenido sed en la boca y punto, he ido por ahí limpiando casas, ayudando a la gente mayor, recogiendo las calles, dando limosas, he ido en valenbisi por el carmen y por el barrio de ruzafa y ya está, dicho de otra forma, agosto no se ha pasado volando, tampoco le demos más vueltas, hjalmar me escribió para ver cómo iba todo y le dije que no estaba bien, le dije: "hjalmar, no estoy bien"; he regalado trastos viejos a la gente que va buscando cosas por los contenedores, les he buscado por las noches cerca de la basura debajo de la luna, les he dicho que me esperaran que volvía enseguida, que volvía con cosas que podían servirles, he corrido, he regresado, desmintiendo que el hombre sea una especie diurna que cambia con la educación y con el clima, he vuelto a correr de noche por las calles de valencia, he tomado mucho café, he hecho fotos de mi gata asomada a la ventana, he orinado, por la noche no he dormido, he cambiado de sitio los muebles y muchos libros, al final entendí que debí colocar los de John Fante junto con los de John Updike, los de Thomas Bernhard junto a los de Juan Benet, y, en homenaje a mi propio tránsito de la infancia a la adolescencia, los de Jack London junto a los de Henry James, me he preocupado en utilizar los vales de descuento de carrefour, he sudado, he publicado una entrada en la norma y la imagen, era una entrada sobre una carretilla, he mirado a las estrellas, he manipulado las cosas gracias a los pulgares (oponiéndolos).



también siento lástima por ian curtis, el cantante de joy division


he leído poemas de césar vallejo y un libro de owen fiss, he visto muchas películas con G., (yo estoy en contra de las descargas ilegales pero afortunadamente ella no), he visto películas tristes que contienen apenas un halito de esperanza, ¿cuáles? pues, me gustaron "Submarino" (Thomas Vinterberg, 2010), "Des hommes et des dieux" (Xavier Beauvois, 2010), me pareció una historia desgarradora pero en algún punto bella la de “Incendies” (Denis Villenueve, 2010) sentí hermosa “Le Havre” de Ami Kaurismäki pero no me la creí; he conocido dos video-clubs donde buscar películas de werner herzog y de yasujiro ozu (los video clubs se llaman "stromboli" y "underground" y los llevan chicos bastante simpáticos aunque cuento los días que tardaran lamentablemente en cerrar), he ido a la playa de cullera, donde hace siempre viento no, la que queda al otro lado del faro, he dado asesoramiento jurídico de forma gratuita a muchos divorciados de mi familia, he comprado ediciones de bolsillo de Roth, Perec, Bolaño y Vila-Matas, me quitaron otra muela, volví a encontrarme con Nacho, un viejo amigo, nos tomamos una cerveza juntos cerca del Ubik, me hizo feliz, he estornudado, he impreso fotos, he comprobado la belleza de la mítica sonrisa de la actriz japonesa Setsuko Hara


dicen, y creo que con razón, que la sonrisa de Setsuko Hara es la más bonita del cine

me he cruzado por la calle con mucha gente hostil con mirada fea y rostro avinagrado, algunos trabajaban en departamentos de atención al cliente, he cogido la bicicleta, me he peído, casi no he escrito nada, me ha costado mucho contestar a los correos, no he estado de buen humor, he temido por mi futuro, un día dude si salir, siguiendo la idea de lourdes, a prenderle fuego a los coches de todos los políticos de este país, pero luego caí en que éste ya es un país excesivamente violento, que ya hay demasiados incendios y que además sus coches son coches oficiales que también estoy pagando yo, de alguna forma ya olvidada son mis coches, he ido bastante al cine Babel me gustó Das letze schweigen (Boran Bo Odar, 2012), he descubierto un nuevo grupo de pop islandés of monster and men y una canción  muy bonita "kaputt" de destroyer, he comido crema de garbanzos, he memorizado otro poema de hölderlin, he pensado seriamente la posibilidad de coserme los labios siguiendo el ejemplo del artista ruso Piotr Pavlensky como protesta por los gestos completamente demodé que los políticos rusos han tenido con esas chicas que cantan, ay, si no quisiera tanto a mi mujer, me gustaría salir con una pussy riot, pasearía con ella por la orilla del nevda, le acariciaría su pelo punky, y nos reiríamos tomados de la mano por la perspectiva nevsky, una vez me perdí por allí; era 1987, yo tenía dieciséis años, moscú estaba cubierta por la niebla, las tenderas contaban con ábacos y san petersburgo se llamaba leningrado ya por última vez.



destroyer "kaputt"


No estoy bien.
Un día de agosto me puse a hacer fotos de todo lo que hacía, fotografié los contenedores de la zona de abastos, la suciedad de las calles de valencia, y qué sucio, sucio, sucio, y uno no podía dejar de pensar que también todo esperaba la lluvia, hice fotos de los bichos, hice fotos de la luna, luego me sentí mal porque creo que le extraje algo de su calidad sonambulesca, me gustan cada día más los bares con terraza, el politeísmo, la lucha de barak obama por la sanidad pública, el grupo de dreampop wild nothing, las farolas encendidas de madrugada, poder un día viajar a escocia, pero pienso de nuevo en qué paso con las personas que duermen en cajeros, qué les hicieron, qué hicieron de ellas, he comprado cada semana la cartelera turia, aun sabiendo que en verano es una tomadura de pelo, fui al cine dor y lo fotografié, no quiero que nada de eso desaparezca, hice fotos de las colillas entre el barrio de ruzafa y el ensanche, a la gente que vive en el barrio chino, charlé allí con un señor mayor que miraba con la misma extrañeza que yo un grupo de cristales rotos junto a un parque donde jugaba un niño pobre y sin decir nada noté que miraba más allá del filo de navaja del cristal y de repente que se me desasemejaba, que él también me era extraño porque, ¿sobre qué cavilaba en concreto? 
Él tampoco estaba bien.




Otro día fui al teatro. Nos hemos bañado desnudos en la playa. He aprendido a preparar un plato de pescado con patatas al horno, he dicho muchos tacos escuchando al ministro Wert argumentar con vehemencia que no dar ayudas a los colegios que no admiten niños o a los colegios que no admiten niñas es discriminar a esos colegios. Como el doblaje del cine, como la religión, pienso que de pequeño lograron pasarnos lo aberrante como normal. Hoy todo está ya muy escorado hacia lo raro. He comprado ruta 66 viejos y rockdelux nuevos, he animado a Ivan Ukhov, a las chicas de balonmano en las olimpiadas de Londres y a una atleta bielorrusa que me pareció que tenía una expresión muy hermosa junto antes de saltar, he tenido malos pensamientos, pensamientos violentos para aquellos a los que se les ocurrió la idea de negar el tratamiento médico a las personas que han nacido en otro país y no tienen la situación administrativa en regla pero enferman, me dio mucha pena que echaran a Ana Pastor, a Pepa Bueno, a Alicia Montano, a Xavier Fortes, a esos  periodistas, y que desaparezca "carne cruda", uno de mis programas de radio favoritos, he empezado a contar y a descubrir gente nueva en la tele y en la radio, he comprobado que la televisión y la radio, la radio y la televisión como el mundo, se están llenando de un nuevo tipo de idiotas, de paparruchadas, de mierdas de toro, me he fijado en la cara de bicho de Paul Ryan, el líder republicano, ese chiflado, me he detenido en observar algunas de las nuevas formas en que los ricos roban a los pobres, he contado cada tentativa de identificación veraniego colectiva con sujetos-objeto que juegan al futbol o que se han operado las tetas, he escuchado al grupo de expertos sol y nieve y me he vuelto a emocionar con jota, hice planes para septiembre, pienso en mis clases y en utilizar la palabra "ordinario" en lugar de "normal",






elegí un día de agosto para ir a Murcia, a Calasparra, a despedir a mi abuela, ella murió justo antes de verano estando yo impartiendo un módulo de filosofía del derecho en una universidad de colombia, me enteré por email, no pude estar con mi padre esos días, sólo pude llorar por teléfono, me gustaba mucho su risa, la de mi abuela, su buen humor, los pimientos rellenos de atún que cocinaba y que hablara siempre a gritos, cuando la enterraron estaba yo en una universidad holandesa, tampoco pude asistir a su entierro. No hablo casi con mi familia. Algunos de ellos son violentos, de una violencia brutal. Fascinados por la violencia, por la ultraviolencia mis primos se amagan entre los arbustos para poder golpear por sorpresa a los ciclistas. Mi abuela iba mucho a misa. Yo no. Nunca antes había estado en Calasparra, bebimos mucho allí, me encantó conocer a mis sobrinos, la mujer de mi primo jose antonio (jose es un buen primo, no es un primo violento) es búlgara. No pude comprarle flores como quería, la floristería estaba cerrada, pero vi que había una ramita de romero y añadí otra a su tumba, como a una paella, en el pasillo del cementerio me picaron las avispas, muchas avispas, me sentí atravesado por intensas descargas eléctricas: pensé que era mi abuela, que estaba enfadada conmigo por no haber estado con mi familia al enterrarla, pensé que era dios que empezaba a castigarme por mis pecados, por ser agnóstico, por ser socialdemócrata, por tener la piel oscura, por hablar mal de Wert. Cuando volví a valencia, limpié otra vez las calles de colillas, bajé la basura de la gente mayor, visité a mi madre, ese día le habían entrado en la nevera cucarachas, como no podía ser dios, pensé que ahora era Lars von Trier, ese tipo que se cree dios, que me castigaba porque no me gustó "anticristo" (una película de mal gusto también llena de bichos);

  


Me dijo mi amigo don lópez que llovería. Pero no llueve. Al menos no aqui.
Me paro a hablar con las personas que pasan. Hay gente que creía inteligente que afirma que esto es culpa de todos (o sea que no es culpa de nadie) que todos hemos vivido por encima de nuestras posibilidades.
Sigo mal pero me siento mejor después de escuchar “elephant gun”, el tema de Beirut, un estupendo grupo canadiense, otro más.




Recreo para animarme la cara de Strauss e intento recordar ese fragmento en el que el antropólogo escribe cómo los que vieron por primera vez a un jinete pensaron que el caballo y el español eran la misma cosa, cómo fue que los amerindios ahogaban a los españoles para comprobar si también les alcanzaba la putrefacción, mientras que estos enviaban comisiones para estudiar si los indios también tenían alma, imaginé el cruce inquisitivo de miradas, a los unos buscando bichos en los cuerpos podridos de los otros, a los otros buscando almas en el cuerpo misterioso, sorprendido y luego ya asqueado de los amerindios.





Esta noche ha refrescado e incluso parece que vaya a llover.
Quizás todo se arregle. ¿De verdad he dicho todo?
El interior del planeta es incandescente, contiene gases venenosos bajo gruesas montañas de huesos y cadáveres. Creo que de ahí proviene mi obsesión por no acostarme jamás sin fregar los platos, sacar la basura, mirar la luna y comprobar antes de meterme entre las sábanas que no quedan en el suelo miguitas de la cena.
Los sábados me he comprado El País, pero ya no lo leo. Queda mal decirlo pero aún escucho con la misma delectación a Sad Lovers & Giants a John Coltrane y a Bach. He ido a una herboristeria a comprar cereales y comida sana. Llevo alfombras viejas a la casa de una familia de inmigrantes, me las coge una mujer joven, risueña pero sin dientes: duermen en el suelo. Aqui bajé al trastero recuerdos de cuando era joven y dejé junto a la puerta una bolsa con ropa de verano. Al amanecer ya no estaba. Coloqué los libros de Pirandello junto a los de Cesare Pavese y los de EvelynWaugh junto con los de Ian McEwan pero  no sé si hice bien. Me estoy coleccionando la filmografía de Woody Allen. Le he compuesto un poema para el día en que él también muera. Ayer, al fin, me puse gafas. ¿He dicho ya que he hecho una lista con las cosas que quiero hacer en septiembre?

Este verano he creído escuchar el ruido que hace el mundo cuando se desbarata.
Por dentro todo está llenos de bichos.

 

jueves, 2 de agosto de 2012

hipótesis de "noruega"

Hipótesis de “Noruega”
por Orlando Osorio (adjunto de bloguería)

“Suelo llevarme un libro al supermercado por la misma razón que cojo una chaqueta las tardes de verano: no me resulta posible dejar de entrever la potencial hostilidad de los lugares comunes, esos territorios sólo aparentemente pacíficos”, así escribe Cívico en julio de 2012 el único de los aforismos de la denominada “selección noruega” en el que resulta posible rastrear una ligera huella personal. Efectivamente, el bloguero parece liberado aquí de esa absurda pompa retórica de insufrible carga egotista que habría castigado (y cómo) los aforismos juveniles, suprime Cívico de la escasa superficie del texto toda la ganga esteticista, las blanduras andylucasistas de los oropeles ajenos y de los manierismos de otros y lo primero que llama la atención de esta selección  es su blancura, la carencia de afección ¿dónde están las acostumbradas imágenes de mal gusto con las que el bloguero castiga a su tres lectores?

“Descubrir que todos los conceptos tienen “carga” es una señal de lucidez, la chifladura viene al atribuirles intencionalidad” escribe el autor de “No te asustes, es el espíritu de Max Weber que viene a visitarme” como desdiciéndose de exiguas técnicas ajenas y posiblemente abandonando también la forma inteligente en que esos días ha apreciado más los reparos que los elogios de algunos colegas a su personal visión de la implantación del programa de Bolonia en la universidad española. ¿Pero por qué “noruega”?

Si Coyná está en lo cierto (1) , precisamente la elección de “noruega” tiene que ver con las connotaciones positivas, blancas, desarrolladas, pacíficas de ese país que otorga cada año con despreocupada incoherencia el premio nobel de la paz. Como es sabido, precisamente en 2011, año de producción de estos curiosos aforismos, el Reino de Noruega se clasificaba como el país con más alto índice de desarrollo humano del mundo (0.943). A pesar de su claridad semántica y sus acostumbrados préstamos inconscientes, como el resto de aforismos en Word, tampoco estos parecen sometidos a una severa depuración ni siquiera a una mínima recomposición como sugiere (puede que con tan excesiva como falsa insistencia) la nota preliminar o meta-aforismo (aforismos que se deshinchan). No hay aquí ni felices invenciones sintácticas, ni aparece el color naranja, ni palabras informes, ni da el bloguero el coñazo con Wendy Morgan, ni cansan sus reversiones de frases, ni desfila inopinadamente su conocido cariño por los libros de Bohumil Hrabal, ni hay pleonasmos, ni G., ni coloquialismos hollywoodienses como los que aparecían (así sobre todo en la sección III, o sección “oh, Gene Terney”) apareados con promiscuas concordancias verbales junto a altivos, obsesivos enclícitos y espaciamientos cívicos de intención obviamente lírica. ¿Hubo de escoger el bloguero el título de la selección debido precisamente a una carencia? ¿Estamos ante una tan consciente como exagerada falta de suciedad, artificial ausencia de lo deforme y de lo estrafalario, lo alto, lo sano, lo limpio, profiláctico estandarte de este nórdico país…?

Sabemos que Cívico estuvo en Noruega a principios de los noventa. El autor hubo de visitar el país conduciendo desde la costa levantina el Peugeot 106 de su hermana, trasbordado, registrado, cacheado tantas veces como tuvo que cambiar moneda (cabe recordar que en las fechas en las que el bloguero llega al puerto de Oslo, ni la moneda común ni la telefonía móvil habían asolado todavía Europa) el autor de los aforismos visitaba anonadado, el corazón abierto como un plato, los mercados hortofrutícolas del viejo continente. No, no se nos oculta que Cívico comenzaba a trabajar por entonces en el departamento de publicidad de una revista valenciana especializada en frutas y verduras. El periódico, con oficina junto al desaparecido cine “metropol” y letras times new roman despidiendo el hermoso intento de ilustrar a la burguesía agrícola valenciana, comenzaba a mandar con asiduidad a un joven bien educado, piel cetrina y mirada aniñada a recoger inserciones publicitarias al norte de Europa. La llegada de Cívico a la costa noruega coincidió, y reseñamos este dato sin malicia, con el enésimo robo de la histriónica y sobrevalorada pieza de Munch. Por lo demás, sabemos también por Coynà que no fue precisamente el nervioso trazo del expresionista sino más bien el enérgico acabado de la obra de Adolf Gustav Vigeland lo que le hubo de cautivar para siempre. En efecto, la contemplación fría y nocturna del trabajo del escultor de Mandal en el interior del Frognerparken, afectó emocionalmente al bloguero al punto de conocerse todavía hoy su incomprendido afán de pedir a los taxistas valencianos esos días de fallas: “corra, lléveme rápido al parque de Vigeland”.

Escultura en el Parque de Vigeland, Oslo, Noruega



Pero la pregunta sigue siendo pertinente ¿por qué Noruega? ¿por qué una selección noruega?

La redacción apresurada de estos aforismos permite suponer que al menos algunos de ellos surgen como una reacción. Precisamente en las fechas de la concepción de estos aforismos Cívico confiesa en la polémica entrevista con Conyà, la profunda (deep), desasosegante, perturbadora impresión que le causó aquella profesora limpia, alta, altiva y exitosa que hubo de conocer en la Universidad Católica de Malta, Clara Zerda Lightmore. Seguidora, hasta la beatitud del cine de Mel Gibson, del AC Milán, de la escuela económica de Chicago y de la mili brava, Zerda, hija de un iusnaturalista gaditano de acento cerrado profundo admirador de la generación perdida, traductor aficionado de Scott Fitzgerald y de una madre aparentemente sorda, Zerda, decía, exponía ante un seminario maltés de hombres tan maduros como entregados las claves de una particular hermeneútica de lo oscuro, exponía Zerda la solución de los secretos del texto, mientras el bloguero ahora dormitaba, se colocaba ahora inadvertidamente unos ligerísimos auriculares recuerdo del tren de Helsinbor a Helsingor y escuchaba con expresión alelada, la cabecita y los pies yéndose de varas, “the house that heavens built” el potentísimo tema de los Japandroids, clamaba Zerda mientras tanto contra el peligro de la socialdemocracia y en general del derecho, de los derechos, afirmaba Zerda la bondad intrínseca del ser humano, la belleza de Mel, el inmoral activismo de la ONU, dejaba entrever la investigadora el desconocimiento del documentalista alemán Werner Herzog y de la novela de Gustave Flaubert, manifestaba Zerda entre aplausos, nudillos gopeando rítmicamente la mesa, haber tenido siempre entre sus manos la verdad, no tu verdad, daba a conocer al auditorio Zerda el por qué de enchironar precisamente al yonki, leer la verdad del texto y enchironar a continuación a esa mujer en concreto, al extranjero malo sobre todo, y de nuevo, tras consultar, leer, interpretar y sacar la verdad del texto, volver nuevamente a la oscuridad de la glosa y sobre el yonki, concentrarse, observar, presionar, detener, enchironar de nuevo al yonki y a la mujer pobre, extranjera, mala y yonki, confesaba Zerda sus dudas sobre la redondez del globo terraqueo y la existencia mamífera del delfín, dudaba Zerda de la necesidad del impuesto, de la gravedad y del número 56, dudaba que fuera cierto que la gente sube fotos de su propia cena a facebook, que se digan entre ellos, los unos a los otros, "grande", "figura", "crack" o "eres un crack" y "en relación a" (en lugar de "en relación con" o "con relación a") o que haya personas que entierran las colillas de sus cigarros en la playa, relativizaba Zerda la miseria, la influencia de la vida en la obra de Dostoievski y la legibilidad de la filosofía de Hume. Ya en el terreno propiamente jurídico ponía en cuestión la investigadora la misma existencia física, real, histórica y no meramente hipotética de alguien que habría escrito bajo el nombre de Kelsen, concluía Zerda diciendo que concluía, que estaba ya concluyendo, afirmaba Zerda la existencia del porvenir, lo buenos que están los pescaitos y que Sevilla tiene un sabor especial, que era un placer escucharse a sí misma. Ovación. Zerda había cautivado a todos.
Al parecer cuando finalmente el bloguero se vio obligado a quitarse los cascos y dirigirle algún comentario gracioso a modo de saludo o de despedida ésta aún tuvo tablas, el organizador ya tomándola del brazo, para rebatirle a Cívico con relampagueante virulencia la conveniencia de dejar fumar en los afters, el genocidio armenio, la posibilidad del que el pasado estuviera en continuo movimiento, el misterio de la música, el principio de progresividad fiscal, el caracter voluble del amor, el devenir vertiginoso del tiempo.

Yo mismo, Osorio, querría pues aportar esta escueta pero creo que profunda entrevista con la hermenéutica señora Lightmore a fin de clarificar o al menos lanzar algunas hipótesis de indudable interés sobre el noruego título de la sección. La entrevista forma parte de un proyecto europeo de la propia Zerda: ha sido financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación theo-der I+D+i+th y asimismo se beneficia de un estancia de investigación de la investigadora, valga la redundancia, en la Universidad de verano de la Playa de Rio de Janeiro a cuyo personal quiere agradecer Zerda desde aquí su más profunda gratitud y de paso saludar ¡ey a ver si nos vemos la próxima vez!

Orlando Osorio: (incorporándose levemente de la silla) Hola Zerda (pedo)

Zerda Lightmore: (risas) (otro pedo) (más risas)

Orlando Osorio: ¿Qué coño es eso que llevas entre los brazos?

Zerda Lightmore: ¿El qué? ¿Esto? Un gato que se ha colado en mi keli.

Orlando Osorio: umh, ajá… “Vivir la vida como un proceso de extranjerización como habitando un lunar en vuestra menguante superficie de piel sin tatuaje” ¿qué te parece?

Zerda Lightmore: ¡Joder! Me ha arañado. Puto cabrón. Me dan asco los gatos. Qué tatu tan guapo.

Orlando Osorio. ¿Te mola? Me lo he hecho en la pantorrilla, ahora me toca acortar todos los pantacas y eso que empieza a hacer algo de rasca.

Zerda Lightmore: Descarao. ¿Y eso? ¿Qué es eso que llevas en la mano? ¿Es un gato?

Orlando Osorio: ¿El qué? ¿Esto? Esto no es un gato Zerda, esto es un libro.

Zerda Lightmore: ¿Lo qué?

Orlanda Osorio: Un libro Zerda pero achanta el mirlo un momentito que le voy a preguntar al gatito (risas): Gatito, ¿qué semejanzas puede haber entre Noruega y Cívico, el bloguero?

Gato: La valoración del bienestar social, haber llorado ambos por los que mueren solos y de repente en una isla (los noruegos por los asesinatos de Utuya el verano de 2011, el bloguero por el último capítulo de Lost), la familiaridad con el aire glacial, el propósito que subyace al nynorsk ("nuevo noruego") esa suerte de lengua artificial que quiere reunir, armonizar la mayoría de las formas dialectales del país, la participación activa/pasiva en "La cosa", la excelente película de John Carpenter, de nuevo el afán conciliador, unidor, armonizador, felicitante, la valoración de la paz hasta el punto de premiarla, la infantil afición exploradora, el propósito de ir muy lejos, la curiosa marcha que tenían Amundsen, Nansen y Heyerdahl, soñar a menudo con el agua muy negra y la luna muy blanca sobre la playa de Bryggen, reclamar con insistencia un territorio en la Antártida: Noruega la Dronning Maud Land (Tierra de la Reina Maud) el bloguero, un terreno, cualquier terreno, a ser posible lejos de todo, lejos de todos, también de los noruegos.




(1)
COYNÁ, Che, “A light in a Norwegian Wood”, in A Word on the words: on Civico´s aforismus, Fondo de Incultura Económica, trad. C. Z. Lightborne, México, 2012, p. 47 y ss.

(2)
El índice de desarrollo humano (IDH) es un indicador del desarrollo humano por país elaborado por el Programa de las naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) Se basa en un indicador social sa en un indicador estadístico compuesto por tres parámetros: vida larga y saludable, educación y nivel de vida digno.